Y desde nuestra Central luchamos contra todas las violencias que nos atraviesan: para que se termine con la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos. Para poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas las horas. Para que Ni una menos sea una realidad. Para que se reconozca y se retribuya el trabajo doméstico y de cuidados.
Seguimos luchando contra los techos salariales, por paritarias libres, por iguales condiciones de trabajo y salariales que los varones, por poder acceder a cargos directivos, por licencias materno-paternales de, por lo menos, un año y por jardines materno-paternales en los lugares de trabajo.
No vamos a descansar hasta conseguir trabajos que nos permitan desarrollar nuestros proyectos de vida con dignidad y autonomía.
Desde nuestro trabajo cotidiano también trabajamos para que nuestro lenguaje sea inclusivo, libre de invisivilización y de violencia y por construir agendas feministas en nuestros medios de comunicación.
Luchamos contra el capitalismo que está destrozando nuestro planeta y nuestras vidas, por la biodiversidad y la soberanía alimentaria de nuestros pueblos y por nuestro derecho a gozar de una educación pública, laica y feminista, libre de valores heteropatriarcales desde los primeros años hasta la universidad.