Nos deja una herencia de pobreza, indigencia y hambre. Pero ahora se abre un gran camino de esperanza para nuestro pueblo y para la región.
Con las políticas del FMI aumentó la pobreza y la indigencia a niveles que nos ponen al borde de una catástrofe social, la mayoría de nuestros niños y jóvenes ahora son pobres. Gracias a las movilizaciones no pudieron avanzar en una reforma laboral, pero no solo aumentó la desocupación, sino también la precarización del trabajo.
Esperemos que este ’galletazo’ que le dimos, no a Macri, no a una sola persona, sino a ese sistema, pueda abrir los caminos para los trabajadores y las trabajadoras.
Para el nuevo gobierno el primer reto es terminar con el hambre y la pobreza. Hay propuestas de la clase trabajadora y que el nuevo ejecutivo ha puesto como prioridad. Hay que rearmar el aparato productivo, rescatar la pequeña y mediana empresa, que es la mayor creadora de puestos de trabajo.
Se rompe esa línea que atacaba la unidad, contra el Mercosur, el Unasur, a favor del bloqueo contra Cuba, en ataque permanente a Venezuela: no es un triunfo en Argentina nada más, es regional.
Atacar a Cuba también es agredir a todos nuestros pueblos. Tenemos que ser agradecidos porque en los momentos más duros Cuba fue el faro que demostraba que se podía resistir. La solidaridad hacia los pueblos de América Latina es importante porque consolida un camino hacia el futuro.
FUENTE: www.trabajadores.cu